La luna
Por Jaime Sabines
La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo: sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas
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1 comentario:
Ese poema es precioso...te define bien, me lo imagino en la voz de Mirta Collángelo.
Un beso enorme , enorme y a brillar, cielo, que hoy está celeste!
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