martes, 9 de octubre de 2007

Silencio II o Morosos Incobrables

“Primero invento pobres y enfermos, después regalo el hospital”, decía M.Elena Walsh, si mal no recuerdo, en su canción Juguemos en el mundo, para mí tan vigente como Cambalache. Yo acoto, “ en vez de dar, no niegues”.

Hace unos días miraba de reojo y empezado, un documental en el canal “Encuentro” titulado “Mujeres”. Sánchez Iriondo es el apellido de la mujer que hablaba junto a un grupo de otras tantas. No sé porqué no recuerdo bien el nombre. Elena, tal vez. Podría haber sido una señora paqueta más, expiando culpas cristianas con gente de bajos recursos, como quien acomoda la salita de estar del más allá. Pero lo que escuchaba, me hizo dejar lo que estaba haciendo para prestar atención a lo que ella decía a otras mujeres, de costumbres menos refinadas y vidas un tanto más ásperas.
Había que verla y escucharla en acción. Organizaba el trabajo comunitario y explicaba, con la simpleza de la sabiduría, porqué era importante que no le pegaran a los chicos.
(Obvio, pensaríamos muchos), bueno, no tan obvio. En rueda de mate y sin dejar de ser ella, les preguntaba qué hacían con sus hijos, cuando por equis causa perdían la paciencia. Todas, y muertas de risa, reconocían el golpe. “Ustedes son muy jetonas, muy mano larga”, les decía esta cordobesa, y después graficaba con una ternura infinita las consecuencias de los golpes repetidos en esas cabecitas minúsculas. Las mujeres dejaban de a poco de reír. Explicaba cómo los médicos se daban cuenta enseguida de que un niño era golpeado, maltratado. Desde la reacción temerosa e instintiva de los chicos que retrocedían ante el menor acercamiento, hasta las pruebas más contundentes. Algunas bajaban la cabeza. Pasaba después a hablar de los abusos a los que a su vez esas madres eran sometidas, y lejos de posicionarlas como víctimas, las erigía en responsables de sí mismas. Teatralizaban por ejemplo una denuncia en la comisaría. “Una exposición, no. Le dicen al que las atiende que lo que quieren hacer es una de-nun-cia” y la palabra denuncia sonaba a coro superpuesta a la de ella. Las mujeres volvían a reírse, y se ponían firmes en la representación de su reclamo, como quien da la lección en el frente. En este caso, de dignidad y autorespeto.
De pronto habló del silencio. Lo nombró, ya en entrevista con el que iba a filmarla, y habló de ese silencio que a mi me desespera. Del de esos críos rotos a golpes que devienen, con suerte, en hombres y mujeres que ya no pueden hablar. Por miedo, por costumbre o por ignorancia. Yo me iba acurrucando, queriendo y no queriendo oir, y espantando recuerdos de hospital, de las pasantías por hospitales de niños, del practicantado en el hospitalito de Florencio Varela, donde no sé si aprendí medicina pero asistí a mundos y realidades que me transformaron como a esta otra mujer.
Pero lo que volvió a mi con mucha fuerza fue la mañana en que entendí realmente la atroz dimensión del silencio. El hombre estaba frente a mi, en un consultorio de hospital público marplatense, y yo le hacía preguntas muy sencillas. Le pedía datos, cosas simples, elementales. Empezó balbuceando. El había llegado hasta allí, que no era poca cosa, con el dolor de una pierna que no lo dejaba vivir, y todo lo que quería era que le solucionáramos el problema. No que le creáramos otro, y mis preguntas eran su desesperación. Yo esperaba respuestas que él no podía darme, y me miraba con esos ojos como túneles, y fue callando sus intentos torpes por hacerse entender hasta no decir más nada. No había más palabras que esperar, y su silencio sigue siendo mi desesperación. La señora de “Encuentro” relataba las consecuencias de la desnutrición sobre el desarrollo cerebral, y en su discurso también decía desesperación. Lo que Bordelois dice como lingüista esta mujer lo dice desde el llano, y las dos dicen lo mismo y yo lo entiendo.
Por eso detesto las dádivas y el asistencialismo, que no fue lo que vi en esa señora.
“Que nunca les falten los inundados” dije una vez mientras miraba al caradura de turno hundiendo las botas hasta los tobillos para la foto. Y creo que la perversidad del juego político consiste entre otras cosas en sostener la necesidad, no en solucionarla. En prometer lo que no les conviene cumplir.
Qué es el poder sino la posibilidad de , el poder hacer ? Está claro que el poder cumple con su deber. Siempre está en deuda. En deuda con una sociedad cada vez más privada de lo que legítimamente le corresponde, embrutecida violenta y violentada.
La nota terminó con la mujer caminando con un chiquito a upa y agradeciendo todo lo que recibía de esa comunidad. Son mi vida, dijo. Envidiable.
Será que se acercan las elecciones, y me pongo rabiosa, perdón.

8 comentarios:

Danixa Laurencich dijo...

Gracias Cielito nublado, por ponerme los pies en el barro de la vida,
estaba divagando entre nubes de algodón, de presentaciones glamorosas y vinos de 70 mangos!!!
escuchaba la goreta de casa y pensaba en ña gente que hoy duerme mojada, y no tenía ganas de subir nada de toda esa luminaria de champagnes y atuendos dorados...
y aparecés vos, antes de dormir, el otro día con la risa, hoy con el llanto, y me hacés acordar a Violeta Parra, gracias por dame tanto.
besote.
Diana

Cielo dijo...

Pero quirida! Hágame el favor de revolear la lentejuela y burbujearse como Dios manda sin hacerse drama! Más quisiera yo una nochie glamorosssa,preciossa.

daniel cimadevilla dijo...

se acercan las elecciones, con resultados anticipados desde hace rato...la atención estará puesta en las encuestadoras, a ver quien hizo bingo! todo estará definido como corresponde en el "Gran" Bs As.... pero no es eso lo piior, ganará el "BOTOX"...si, sii, y te van a decir la "nueva mujer argentina"....y no me jode desde lo ideológico, esos aspectos a esta altura son pura retórica, me duele la FRI_VO_LI_DAD!

Yo miro Encuentro, y veo al Chango Spaciuk, que anda por los pueblitos, donde se baila, se canta, se vive..y se muestra la miseria, porque para que esconderla? y me alienta que a pesar de...queda lugar para la alegría, esa que nadie se las va a poder quitar nunca , y me da envidia y quisiera ser un poco más como ellos...

un beso
y coincido, un poco de champán y lentejuelas, pero a la manera de una chicha y chacarera..

Cielo dijo...

Si los maestros no están en negro, el Indec dice la verdad y se la bancan, la prensa y la oposición tienen el lugar que les corresponde, la patagonia no se rifa entre familiares, y la mugre no va debajo de la alfombra, por mí puede ponerse Botox extensiones y ser todo lo coqueta que se le de la gana. Ahora, con la soberbia con la que avanza "la nueva mujer argentina", Dios nos libre ....Las pocas veces que la ví dando discursos parecía dirigirse "a su público" y no a la gente a la que debe representar.Es para charlar un rato largo.

Danixa Laurencich dijo...

che...me están haceindo replantearme mi voto! jaja...será pino solanas?

daniel cimadevilla dijo...

si vamos por el lado del cine, prestelé mucha atención a Rodriguez Saá,...si, si, y si no fijesé en Esther Goris ;)

sta´luego

Cielo dijo...

Uy! Me había olvidado de esos ejemplares... Una fauna temeraria la nuestra, no? Ud. que sabe hacerlo tan bien tendría que pintarla, Mr.Cima. ;)

Fernando dijo...

Alo Ceci
El silencio. Amo cada vez más el silencio, tengo, no se, una especie de intoxicación de palabras, tengo la sensación de haber hablado ya demasiado, de haber escuchado ya demasiadas cosas que no interesan, de haber vivido demasiados años en un ruido constante. Cada vez tiendo más a un estado de no palabra, de escuchar mi respiración y el ruido del agua que se lleva poco a poco millones de palabras, de sinsentidos. Años argentinos ruidosos, carnavalescos, tragicómicos.
Voy de no se que especie de limpieza interior, de separamiento pajatrigo, de ayuno sonoro o vaya a saber. Me tira más el desierto que nuevayork, y sin embargo
sin embargo
estoy lejos de las palabras y me falta un cacho grande, vea
no, si somos sencillitos
y después el otro silencio
el del tipo que atendés en el hospital
ese suena como un gong gigante en la oreja
bexox